La verdad es que muchas gracias por el
chocolate... es notable la diferencia entre un película de suspenso norteamericana y una
europeo, sin prejuicios de por medio, reconozco logros notables como los sospechosos de
siempre, pero el no recurrir a sangre explícita ni a enormes recursos económicos para
captar, angustiar y emocionar no parece resultarles a nuestros nunca bien ponderados
estadounidenses (no meter en esta clasificación a la novel memento).
Los franceses (en una co-producción franco
suiza), nos sorprenden con una película de suspenso, un thriller, de esos que captan tu
atención a lo largo de todo el film, pero además te permiten ir más allá... el malo (o
mala, en este caso) no es un psicópata de película con cuestionables motivos de acción,
aquí está la compleja naturaleza humana como base de explicación de los móviles de los
personajes. El personaje de Mika, notabilísima actuación de Isabelle Hupert, es una
mujer abandonada, adoptada por padres ausentes en el presente, tras sus
ojos pareciera no haber emoción alguna, pero hay obsesivas ansias de pertenecer a algo, y
eso es precisamente lo que la mueve. No sabe porque vive, pues en su mundo pareciera no
haber lugar para ella, es por esto que debera abrirse paso a un
lugar, y esto no puede ser tarea fácil. Su plan debe ser tan preciso, entramado como una
telaraña (notar el tejido de la película).
Sin embargo, sólo un plan es el perfecto e
infalible, pese a que Mika busque su lugar este pareciera estar amenazado por muchas
personas, y no puede vivir en función de que la dejen protagonizar su propia vida, eso
agota y cansa... dan ganas de "tirar la toalla", (notar cuando deja la toalla en
la silla para comprender los pasos posteriores de ella). Tras la entrega hacia los demás,
al no haber verdadero amor tras ellos, no hay trascendencia, siempre hay fantasmas... y
llega un punto de afrontar la verdad de nuestro destino, no hay vuelta atrás en ese punto
por más que queramos volver a un origen (fijarse en la escena final).
Si bien, todo gira alrededor de Mika, los
demás personajes también aportan una mirada hacia lo imperfectos y extraños que somos
los seres humanos. Y por más que convivamos con los de nuestra especie día a día, no
dejamos de extrañarnos de nosotros mismos, entre André, Jeanne y Guillaume hay un lindo
cuadro de vidas resquebrajadas por abandonos, vacíos, adicciones, obsesión,
desorientación y envidia...
Toda esta historia lleva de fondo el sonido de
un piano agudo, punzante, perturbante, que nos habla de funerales, de vidas que en un
momento dejan de ser tales, la pregunta es ¿desde cuando?, ¿desde cuando, Mika?
Realmente,
muchas gracias por el chocolate.